Ahora es común escuchar de adolescentes con síntomas de depresión, cuando sabemos que es la etapa en la que las ilusiones florecen y es el momento en que podemos imaginar objetivos ideales por los que luchar, además que es la edad de los primeros enamoramientos.
Sin embargo, en la actualidad, parece ser que la depresión se ensaña en los adolescentes y aunque las razones que se aducen pueden ser muy variadas, existe una poco conocida y es la falta de sueño como disparador para desarrollar este trastorno en adolescentes de 12 a 18 años de edad.
En los adolescentes cuyos papás fijan el horario de dormir a más tardar a las 10 de la noche, la depresión es mucho menos frecuente que en los jóvenes que suelen dormirse después de las 12 de la noche.
El dormir suficiente, de 9 a 10 horas diarias, es tanto preventivo como tratamiento para la depresión y es una forma simple y fácil de llevar a cabo.
Por tanto, si un adolescente se queja o parece deprimido, antes que recurrir a la toma de fármacos para la depresión que han sido causa de no pocas tragedias.
Como primera medida, pruebe haciendo que duerma las suficientes horas para su edad y lo mismo es válido para muchos adultos quienes han adquirido el mal hábito de dormir poco, quedarse despiertos hasta altas horas de la noche o de la madrugada.
El dormir por lo menos ocho horas diariamente, es extremadamente benéfico para toda la gente y debe ser un componente importante de un estilo de vida saludable, que debe incluir una alimentación sana y suficiente ejercicio como partes importantes de la salud emocional.
Claro está que una excelente salud emocional puede incluir otros componentes, pero especialmente una medida de protección para los adolescentes es la cantidad adecuada de sueño, que los padres deben fijar como parte de la disciplina familiar.
La depresión y los pensamientos suicidas son más frecuentes en las niñas, adolescentes mayores y aquellos jóvenes que tienen la impresión de que a sus padres les importa poco lo que hagan o dejan de hacer.
Los expertos en sueño recomiendan 9 horas de sueño para los adolescentes y no 7 u 8 como se acostumbra. La falta de sueño se acumula y se convierte a la larga en factor para otros trastornos emocionales porque la falta de sueño afecta las respuestas del cerebro para enfrentar las situaciones de estrés diario, además del razonamiento, concentración y control de respuestas impulsivas.
Antes de recurrir al médico en busca de productos antidepresibos, modifique los hábitos de sueño familiares y a corto plazo se observará una mejoría en el control de las emociones en los adolescentes.
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